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domingo, 26 de octubre de 2014

Gris.

Estoy rota. Total y desgarradoramente rota.

Yo era ese punto negro encima de todo lo blanco, extraño, rompiendo la simetría. Me sentía bien, no porque fuera diferente sino porque simplemente  sabía que esa era yo realmente. Un punto completamente negro.
Pero luego lo conocí a él y me dijo que eso estaba mal, que debía cambiar porque lo destruía todo a mi paso. Le creí, vaya si le creí. Tanto que ahora me doy cuenta de que ya no soy ese punto negro, me he tornado gris. Un sucio e insano gris.

Ahora si me siento diferente, me siento fuera de lugar. No sé qué hacer ni que pensar y de pronto me asalta la idea de que le necesito, que necesito que esté conmigo y me llene de caricias. Luego me hundo porque sé que estoy así porque él me ha arrebatado mi mundo y no me ha dejado ni siquiera entrar en el suyo.
Estoy en el medio, sufriendo porque sé que no puedo retornar lo que perdí y porque no puedo refugiarme en algo en lo que resalto haciendo que todo el mundo me rechace por estar rota.


Total y desgarradoramente rota.